#3 Oct/Nov 2015
Curador invitado:
Mariana Rodríguez Iglesias
PARTICIPANTES:
Matthias Garff
Alemania
http://www.garff.de
Giona Bierens de Haan
Suiza
http://gionabierensdehaan.ch/
Naureen Meyer
Estados Unidos
https://naureenmeyer.carbonmade.com
Renato Atuati
Brasil
http://atuati.com
Julia Heurling
Suecia
http://juliaheurling.se
Emily Lawrence
Inglaterra
http://emlawrence.co.uk
Daniel Melo
Estados Unidos
www.danielmelo.com
Samuel Lasso
Colombia/Argentina
http://www.samuel-lasso.com
Kim Welling
Alemania
http://kimwelling.de
Suele pasar que venir “de afuera” es una credencial que habilita el señalamiento de lo distinto en un contexto nuevo. Causar extrañeza una de las formas artísticas para apropiarse de lo que se percibe como cotidiano en la vida de otros. Una manera de sustituir lo Otro por lo propio, o mejor, de traducirlo. En toda interpretación hay un desfase: algo se pierden y otro tanto se gana. Aquí, en el marco de una residencia de artistas, este desfase tiene un saldo absolutamente positivo: es sumatoria, significación particular, negociación estética.
Me tocó compartir un mes de reflexión, investigación e intercambio con este conjunto de nueve artistas de todo el mundo. Hablar de ellos con conceptos y adjetivos que puedan dar una clausura al grupo en tanto tal, no es tarea sencilla. Sin embargo, recuerdo una de esas frases que perdieron a su autor hace rato que resume felizmente la actitud general de este Open Studio: “el arte es un verbo, no un sustantivo”. Sin dudas, cada pieza que se exhibe en Afuera refuerza esta hipótesis y funciona como un indicador de su veracidad, por lo menos, en este contexto de lo descontextualizado.
Un Open Studio es un corte cargado de deícticos dentro de un proceso seguirá antes y después de la fecha convocada. Esta es su condición de posibilidad y su tendencia al verbo, antes que al objeto, tales como: meditar y señalar, entrar en relación, reparar, construir y dejar hacer, decidir y editar, coleccionar y agrupar. Las investigaciones que encontramos en pleno desarrollo cubren numerosos intereses: van desde la especulación en torno a lo inanimado hasta la posibilidad de traducir la experiencia a un lenguaje de imágenes, pasando por el estudio de la vida de los pájaros y el diálogo entre lo artesanal-industrial.
Las reflexiones sobre “la materia” es una de las tendencias más representadas en esta camada de residentes y sus trabajos recorren los polos “naturaleza-cultura”. Emily Lawrence, se muestra interesada por la materia en estado crudo. Su versión de lo inanimado es también lo amorfo, es puro estado de potencialidad: probando los posibles outcomes. Mientras tanto, Daniel Melo avanza un paso hacia la arquitectura. De los espacios, le interesa los materiales que usamos para construirlos y delimitarlos. Lo inerte es para él un conjunto de posibilidades anodinas, a un mismo nivel de importancia semántica, donde todo es provisorio y efímero pero cargado de sentido. Por su lado, Renato Atuati, ya está con su obra inmerso en la Cultura porque su versión de lo inanimado la última máquina modernista: el auto. Su obra es el desgloce de una franca relación que entabló con este objeto al que observó, merodeó, del que se preocupó y reparó. Por último, Samuel Lasso, se ocupa de llevar hasta las últimas consecuencias estéticas y conceptuales los materiales clásicos del dibujo. Pero justo cuando parecía que todo estaba sujeto a cálculo deliberado, integra el agua como elemento desestabilizador.
Otro grupo se podría organizar de manera efímera en torno a las artistas Naureen Meyer y Julia Heurling. En ambos casos, el cambio de vida que una residencia plantea operó en ellas como una oportunidad para salirse de los proceso de creación conocidos, proveniente del diseño, y su consecuente manera de mostrar los resultados. Fue esta una coartada para probar las cosas de otra forma. En el desarrollo de sus investigaciones parece que hubiera un deseo por construir un sistema de imágenes que, a través de la repetición por cuadrícula u otros patrones, lograra establecer alguna “Ley” oculta en lo caótico de la experiencia porteña.
Los comentarios finales, eludiendo el riesgo a la simplificación, los podemos asociar con la problematización de lo artesanal en un mundo hiper-industrializado. Kim Annika Welling nos trae un juego de lo manual versus la máquina que además de mirar con nostalgia las prácticas de bordado de manteles y pañuelos antiguos, es también un comentario sobre el tiempo: ese que se nos escapa sin darnos cuenta cuando todo lo que nos rodea empieza a ser producido mecánicamente. Es tal vez una operación de sanación en este sentido la que realiza Matthias Garff al construir con elementos de descarte, encontrados en la calle, las aves que con tanta atención estudió. Pájaros que se acercan al jardín de su casa transitoria en Saavedra, fueron el objeto de un cuidadoso análisis del que Garff obtuvo no sólo las formas y colores que caracteriza a cada uno de ellos, sino también sus comportamientos habituales o el reconocimiento de qué tipo de espacios prefieren habitar. Productor de sistemas, engranajes y estructuras que desafían la contemplación como único vínculo con las obras, Giona Bierens de Haan, dedicó su residencia a la construcción de una pieza por definición non finita. La recreación con aires surrealistas tropicales de una pesada isla-trono construída sobre un meteorito que aterrizó a toda velocidad, para quedarse por unos días, desde el espacio exterior dentro de la sala de exhibiciones y talleres de La Ira de Dios.
Mariana Rodríguez Iglesias