Magma
Pablo Caligaris
Diego Fernandez

curador
Gabriel Valansi

invitada especial: Nora Godelman

 

f. del latin Aura, irradiación luminosa inmaterial que rodea a ciertos seres. Ambiente o sensación que emana de algo o de alguien y que provoca una determinada impresión.
En 1939 el ingeniero ruso Semyon Dadidovich Kirlian logró la primer representación visible del Aura. No es casual que haya sido el soporte fotográfico y no otra cosa lo que le haya permitido materializar la imagen del Aura dentro del campo visible. La condición aurática es, a su vez, lo que determina la potencia de la imagen fotográfica. Cuando el aura se hace perceptible sobre lo fotografiado, confiere pregnancia y vuelve a la imagen relevante, sobresaliente en el universo visual. 

Es ese campo indecible lo que envuelve las imágenes de Diego Fernández. Un campo impreciso, paradojal y necesariamente fuera del límite de lo visible. Fernández sabe mirar. Sus fotos son directas, y sin ser instantáneas, intervienen quirúrgicamente el movedizo campo de lo que ocurre. Sus personajes, asi retratados, expresan la resultante visible de esa sucesión de sinsentidos en la que a veces parece convertirse la vida. Son actores de una película involuntaria, están suspendidos en el tiempo, sorprendidos en esa clase de instante en el que los seres humanos estarían a punto de ser abducidos.

En otro extremo, Pablo Caligaris descuartiza un scanner. Su acto es todo un símbolo. El scanner es como un ciego al revés. Mientras que el ciego traduce lo táctil en una improbable argamasa de imágenes desde la oscuridad mas absoluta, el escáner es una luz táctil que escruta topográficamente la superficie a revelar. El resultado es parareal. Convierte visión en ficción. Mas cercano al científico soviético, Caligaris va por su propia Aura. Lo hace subvirtiendo el ojo anómalo de su máquina, describiendo sus propios contornos en barridos de radar. El resultado son sus rasgos, perpetuados sin noción de tiempo ni espacio, en una especie de sudario digital. Será esta doble deconstrucción del objeto-sujeto el preámbulo de la tan cacareada postfotografía? Podrá la hipermetropía devenida en nuevo ente tecnológico convertirse en el nuevo y paradigmático ojo del siglo XXI?.

Los trabajos de Fernandez y Caligaris encarnan la cara y contracara de la misma paradoja. Pero transitan por la misma cornisa : desde lo mas humano, el límite de lo visible, y desde lo más que humano, la frontera de la percepción apresable.

Gabriel Valansi

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